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8-1-2020, 20:27 h. - ID. 107
k-ant NOARTISTA
Muchas gracias José Luis por participar.
"Ideas, medicamentos y otros venenos":
Estos certámenes son un medio para expresar nuestras ideas utilizando el Arte como recurso. Si el Arte es una metáfora de las cosas de la vida podemos utilizarlo para hablar de esas cosas sin necesidad de nombrarlas, quizá así resulta más fácil hablar de esas cosas pues nadie se siente aludido a menos que resuelvas el enigma de la metáfora, en cuyo caso es problema de cada persona sentirse aludido o no. Con este proceso desafectamos la idea de su realidad (la descontextualizamos) hecho que suele molestar a quienes sienten cierto compromiso con las ideas, pues esa descontextualización distorsiona en cierta manera la auténtica relación de la idea representada con la realidad y la convierte en algo más estético.
Eso hace el Arte, eso quiero hacer yo en estos certámenes. Parece algo cruel extraer la auténtica esencia de una cosa y convertirla en algo meramente decorativo, pero esto nos permite acercarnos a ideas, ideas algunas a las que en toda su crudeza nunca nos acercaríamos por resultarnos menos afines, pero que con esta descontextualización (la metáfora del Arte) se nos muestran más aceptables.
Una vez escuché a una filósofa que dijo que la razón es una enfermedad para el ser humano. Al principio me sentí molesto por esta afirmación, porque pensaba en todas esas ideas elevadas que mueven al ser humano, pero con el paso del tiempo he comprendido que eso puede ser cierto. ¿Acaso no lucharíamos por esas ideas elevadas?, ¿acaso no pensamos que nuestras ideas son la salvación del mundo y las del vecino son un veneno?.
Volvamos a la metáfora del Arte para explicar esto tan extraño y difícil de aceptar que digo (y que decía también aquella filósofa) sobre las ideas.
Todos/as los artistas que participamos en estos certámenes de Arte por Habichuelas tenemos nuestras propias ideas, quizá todas elevadas, de algún modo buscamos explicar el mundo que nos rodea (quizá salvarlo también, a nuestra manera, ¿por qué no?), pero esas ideas propias, elevadas, perfectas quizá a nuestros ojos, deben ser comunicadas, sino estaríamos en el caso del artista ocupado en un discurso solitario (la locura quizá) y estéril en su faceta comunicadora. Para que comuniquemos necesitamos un medio y ahí es cuando las ideas dejan de pertenecernos y abandonan la perfección que poseían en nuestra mente, entonces alguien debe encontrar un interés en esas ideas, ese interés puede ser propagar un mensaje político, entonces nuestra idea se convierte en un panfleto político con el propósito de mover la intención de voto de la masa, cuanta más gente mejor, puede también ser un mensaje ideológico de otro tipo con el propósito de convencer al público de algo, a cambio las personas convencidas de la conveniencia de estas ideas reciben la promesa de una mejora para ellas de algún tipo. Esto que parece muy abstracto es, por ejemplo, lo que implícitamente nos promete el Arte, que cualquiera puede llegar a convertirse en artista y vivir de ello, ese es el motor del Arte actual, una inmensa masa de artistas convertidos tanto en entregado público como en eternos becarios que mantienen vivo, con su ilusión, el mercado el Arte. Las ideas también pueden convertirse en beneficio económico a través de la publicidad, en ese sentido la publicidad está siempre atenta a las inclinaciones de los intereses de la población por determinadas ideas de moda para convertirlas en reclamo publicitario de cualquier marca. Algo parecido hacen los medios, actuando como marca publicitaria, simple buscan temas de moda en los que volcar sus contenidos prefabricados a la medida de esa demanda de la población.
Por tanto las ideas, en su materialización formal, en su comunicación, satisfacen determinados intereses, tanto de los medios como del público que las recibe, pues esas ideas transmiten promesas, que en la mayoría de las ocasiones son ficticias, depende de la intensidad del medio (su credibilidad) esas promesas son más o menos creíbles, por tanto las ideas que comunica aparecerán ante nosotros/as como ciertas, así como la mejora que prometen para nuestra vida resultará también creíble.
Entonces las comunicación es fundamentalmente un acto interesado, en la que el público además requiere sean satisfechas sus expectativas de ilusión y esperanza, caso de la promesa de convertirnos en artistas por parte del Arte, por ejemplo. Pero la vida está repleta de estas ideas sostenidas mediante promesas que deben ser alimentadas por el medio para mantener vivo el interés del público.
Es decir, todas las ideas, aun perfectas en su concepción (nuestra mente), en su materialización son interesadas y por ello ya no son las ideas que nosotros pensamos, sino nuestros propios intereses satisfechos son los que avivan a las imágenes ficticias creadas para nosotros según los intereses de los medios.
Por eso no utilizo términos sublimes, ni representas conceptos elevados, pues todos ellos han sido usurpados interesadamente por los medios con nuestra participación interesada, a cambio de la esperanza ser nosotros/as también partícipes en ese ideal de perfección, esperanza que nunca se verá cumplida a menos que los medios encuentren algún interés en que tú o yo participemos en su cuota del pastel de la comunicación (y de la perfección interesada).
La razón es un acto de poder, quien tiene el poder gana la razón que le permite definir el concepto que le interesa según sus propios intereses.
Si tratas ideas simplemente para alcanzar su conocimiento, lo que intento aquí, ningún medio encontrará interés en ellas, lo que equivale a una comunicación imposible, pero a cambio podemos materializar cualquier idea no interesada, para eso no necesitamos tener la razón en nada, ni ser perfectos a ojos de quien considere que sólo la gente perfecta puede hablar de conceptos perfectos, sino simplemente observar y tratar de comprender la auténtica naturaleza de las ideas.
Quizá podríamos comparar a las ideas con medicamentos, los cuales contienen también veneno que en la dosis correcta cura y mal utilizados provocan la muerte u otras enfermedades. Deberíamos administrar las ideas conociendo las consecuencias de aceptarlas (posibles efectos adversos), cuáles son los intereses que las han creado (¿quién se beneficia?) y el grado de ilusiones que nos prometen (¿para qué sirven?, ¿sirven realmente?).
No todo el mundo tolera por igual la misma idea, pero aún sabiendo esto nos son administradas por los medios de forma masiva porque interesa que cada sociedad enferme entera de lo mismo, aquello que interesa a los que dirigen los medios de cada sociedad, estamos obligados a aceptar sus ideas sin conocer sus efectos secundarios, si hay algo cierto en lo que prometen y hasta los intereses auténticos de quienes nos las administran nos son ocultados.
¿Acaso espera alguno de esos creadores de ideas que a partir de las suyas nosotros/as creemos las nuestras propias?, o que las cuestionemos, no ¿verdad?, lo que se espera de nosotros/as es que las aceptemos tal cual nos las ofrecen y, si es posible, las aplaudamos, pues se trata de ideas monolíticas, acabadas y perfectas a los ojos de quienes nos las administran al peso y sin receta médica.